Esta semana nos han rechazado un proyecto.
Y no pasa nada, eso no es lo importante.
Lo importante es lo que ha pasado después.
Vamos a contar la situación desde el principio.
Contacta con nosotras una persona que tiene una vivienda desde el verano en venta.
Han tenido alguna visita, pero no ha habido ofertas y en todo el tiempo no ha tenido ninguna información por parte de quien les hace la gestión de la venta.
Visitamos la vivienda, y vemos con rapidez que podemos aportar con nuestro trabajo.
Hacemos valoración y el problema de la vivienda no es el precio, está en precio de mercado.
Siguiente reunión, explicamos nuestra forma de trabajar y las acciones a realizar para vender la vivienda en tiempo récord.
Respuesta: «Vuestro precio es alto».
Explicamos lo que hacemos: invertimos nuestro dinero en mejorar la presentación de la casa, por supuesto reportaje fotográfico profesional y publicidad enfocada a encontrar el cliente ideal.
No nos quedamos a esperar a que venga, salimos a buscarlo.
Decide no trabajar con nosotras.
No pasa nada, agradecemos que hayan contactado y les damos algunos consejos que pueden hacer con facilidad.
Siguiente semana, han bajado el precio de venta de la vivienda un porcentaje mayor de lo que hubiera costado nuestro trabajo.
Si nos pudierais ver en ese momento… (nuestra expresión no tiene precio).
¡La decisión que han tomado, ha sido bajar el precio!
Nada más, ni un solo cambio más.
Si hubieran hecho una simple cuenta, habrían visto que de esa forma pierden más dinero que si nos hubieran contratado.
Peero, tal vez suspendieron las matemáticas.
Y siento decir, que sé que esa bajada de precio no será suficiente, porque como dijimos al principio, el problema no está en el precio.
Está en la estrategia.
Y eso es lo que realmente importa.
Porque, más allá del precio, lo que vende una propiedad es cómo se percibe.
Saber cómo presentar la vivienda, cómo destacarla entre la competencia y cómo conectar con el comprador adecuado.
Mientras tanto, nosotras seguimos trabajando: estrategia, acción y resultados.
Con cariño.
Rocío y Mónica
