La experiencia nos ha enseñado una lección, que pensamos que es muy útil para la vida.
Y es que «no todo depende de la suerte».
Depende de las personas que te acompañan.
De quienes confían incluso cuando las cosas no salen a la primera.
De quienes mantienen la calma cuando el proceso se alarga y siguen creyendo que el esfuerzo vale la pena.
De los que miran hacia delante, sin buscar excusas.
De los que preguntan, escuchan y trabajan en equipo.
De los que valoran la sinceridad, aunque a veces duela, porque saben que el camino fácil casi nunca es el correcto.
Hay personas que te hacen el trabajo más fácil sin darse cuenta, con su actitud, su confianza y su forma de tratarte.
Son las que entienden que vender o comprar una casa no es solo firmar un contrato, sino construir una relación basada en el respeto.
Y luego están los otros, los que te ponen a prueba.
Los que te exigen sacar los mejor de ti, mantener la serenidad y recordar por qué haces lo que haces.
Esos también son importantes, porque te enseñan que no puedes dar lo mejor de ti si no estás rodeada de la gente adecuada.
Por eso en cada venta, en cada cliente, en cada historia, elegimos estar cerca de las personas que suman.
De las que confían, te miran a los ojos y te dicen: «vamos a hacerlo bien».
Porque al final, lo que de verdad marca la diferencia, no son las cifras.
LO QUE MARCA LA DIFERENCIA SON LAS PERSONAS.
Esas que te inspiran y agradeces que se hayan cruzado en tu camino. (Tal vez de eso vaya la suerte).
Con cariño.
Rocío y Mónica