Otra semana que vamos a contar algo que nos ha pasado (y de lo que hemos aprendido una lección).
Hemos contratado a un profesional para que realice unas reparaciones en una vivienda que estamos preparando.
Nada fuera de lo común: hicimos una visita, le explicamos lo que había que reparar, nos envió un presupuesto, lo revisamos… y lo aceptamos.
Hasta aquí, todo bien.
Comienza los trabajos, codo a codo con nosotras, que también estamos ahí «a pie de obra».
Y cuando llevamos dos días, una tarde, después de haber coincidido durante el día, cuando ya cada uno estamos en nuestra casa, nos envía un mensaje por WhatsApp en el que nos comenta que se ha equivocado al dar el presupuesto y que el precio es superior al que nos había dicho.
¿Y ahora qué hacemos? Porque errores podemos cometer todos, ¡claro que sí!
Lo que marca la diferencia —y esto vale tanto en lo profesional como en lo personal— es cómo los gestionamos.
Cuando alguien te da un precio después de haber hecho una visita, tras haber escuchado y valorado el trabajo… lo lógico es pensar que lo ha calculado bien. Por eso, que a los pocos días te digan “me equivoqué, cuesta más”, no solo cambia el rumbo del proyecto: rompe la confianza.
Y eso, a la larga, siempre pasa factura.
Por eso, nosotras si algo tenemos claro es, que aunque errores cometemos todos, lo que nos diferencia es la forma de resolverlos.
Dar la cara, buscar soluciones y no trasladar el problema a quien confía en nosotras es parte de ser profesionales.
Que no tiene que ver con saberlo todo, ni con tener todas las respuestas. Tiene que ver con cómo te comportas, con cómo respondes cuando algo se tuerce, con la forma en que cuidas a la otra persona.
Porque al final, más allá de los números y los presupuestos, lo que construye relaciones duraderas, es la confianza.
Y la confianza, una vez que se rompe… cuesta mucho volver a ganarla.
Esta experiencia nos deja muy claro lo importante que es rodearse de personas que se toman su trabajo tan en serio como nosotras. Que sean claras, honestas y responsables, incluso cuando hay que decir “me equivoqué”.
Porque eso es ser profesional.
Así que si tú también valoras trabajar con personas que cumplen lo que dicen, que se implican, que se comunican de forma honesta… estás en nuestro equipo. ❤️
Con cariño.
Rocío y Mónica
